Muchos de los estudios empíricos que analizan la relación entre la acumulación de capital humano y el crecimiento económico se han realizado con datos sobre la cantidad de educación que ha recibido la población en edad de trabajar, medida generalmente por el número medio de años de escolarización. Resulta evidente, sin embargo, que esta variable sólo puede ser un indicador muy imperfecto del stock de capital humano porque el nivel de conocimientos y competencias de la población puede ser muy distinto en países con niveles similares de escolarización si existen diferencias en la calidad de sus sistemas educativos o en la medida en la que tales conocimientos se acumulan o mantienen a través de otros canales, como la formación de adultos o el aprendizaje en el trabajo. En tiempos recientes, los investigadores han sido cada vez más conscientes de las limitaciones de este indicador y han prestado una atención creciente a la calidad de la educación y a indicadores directos de las competencias y habilidades de la población que pueden ser un complemento muy útil de los datos de años de educación.
La calidad relativa de la educación se ha intentado aproximar fundamentalmente a partir de los resultados en pruebas internacionales estandarizadas que miden los conocimientos o competencias de la población escolar. Las pruebas estandarizadas a estudiantes (de primaria y/o secundaria) que se han utilizado en estos estudios son de dos tipos. El primero mide su desempeño académico y se centra en el dominio de los temarios estándar de las materias más importantes. El segundo se centra en su posesión de habilidades cognitivas, fundamentalmente el dominio del lenguaje y de las matemáticas básicas (lo que podríamos llamar alfabetismo lingüístico y numérico), más que en su desempeño académico en el sentido tradicional. A estos dos tipos de pruebas a estudiantes hay que sumar un tercer grupo de tests que se centra también en el alfabetismo en sentido amplio, pero cubre a toda la población adulta en vez de a la escolar, proporcionando así un indicador directo de las competencias del conjunto de la población, con independencia de su origen, que en principio es lo que más se acerca conceptualmente a la variable que nos gustaría medir.
FEDEA publica hoy un trabajo de Rafael Doménech (BBVA Research y U. de Valencia) y Angel de la Fuente (FEDEA e IAE-CSIC) en el que se repasa la información disponible internacionalmente sobre este tipo de variables y se discuten las fortalezas y debilidades de distintos indicadores, así como su potencial utilidad como variables explicativas en análisis empíricos de los determinantes del crecimiento. En la parte final del trabajo se examina la distribución de algunos indicadores de cantidad y calidad de la educación en una muestra de 21 países avanzados de la OCDE. Un resultado preocupante es que, aunque existen diferencias importantes en los rankings generados por cada uno de estos indicadores, los países de Europa del Sur, incluyendo a España, ocupan generalmente las últimas posiciones.
Documento completo:
de la Fuente, A. y R. Doménech (2021). “Cross-country data on skills and the quality of schooling: a selective survey.” FEDEA, Documento de Trabajo no. 2021-15. Madrid.