A falta de su cierre definitivo, el ejercicio 2022 concluirá con un extraordinario superávit en el sistema de liquidaciones del sector eléctrico. Ese resultado es, con mucho, el mayor superávit registrado hasta ahora en ese sistema, lo que aparentemente podría resultar extraño si se tiene en cuenta que se trata precisamente del año clave en la crisis de los precios de la energía. Ese superávit, unido al remanente del ejercicio anterior, permanece acumulado en una cuenta de la CNMC como entidad encargada de la gestión del sistema de liquidaciones.
En ese contexto, Fedea publica hoy un trabajo de Diego Rodríguez (UCM y Fedea) en el que se analiza con detalle la evolución reciente de las distintas partidas de ingresos y costes del sistema eléctrico con el fin de describir cuáles han sido los motivos que explican la evolución reciente de los saldos. A ese respecto, el autor indica la notable reducción en los ingresos regulados procedentes de los peajes y cargos, debido fundamentalmente a la reducción de estos últimos en la factura y a la caída de la demanda eléctrica en el bienio 2021-2022. Sin embargo, señala cómo esa notable disminución de los ingresos procedentes de los peajes y cargos ha sido compensada muy sobradamente por dos vías.
En primer lugar, por la inyección de ingresos adicionales provenientes de transferencias desde el sector público. En particular, esos ingresos se situaron en un valor promedio de 2.750 millones de euros en 2018-2020, incrementándose a 3.800 M€ en 2021 y a más de 8.000 millones en 2022. Esa extraordinaria aportación procedente del sector público en 2022 se debió a que, a las vías tradicionales de ingresos procedentes de la Ley de medidas fiscales para la sostenibilidad energética (Ley 15/2012) y de las subastas de derechos de emisión de CO2, se unieron distintas transferencias desde los Presupuestos Generales del Estado para compensar disminuciones de ingresos por las medidas encaminadas a paliar el incremento de precios en los mercados mayoristas. El resultado fue que más del 40% del total de ingresos recibidos por el sistema de liquidaciones en 2022 provinieron de transferencias realizadas desde el sector público, un porcentaje muy superior al alcanzado en cualquier ejercicio previo.
En segundo lugar, el autor señala cómo esos mismos incrementos de precios en los mercados, junto a la adopción de diversas medidas regulatorias, condujeron a notables reducciones de los costes asociados a la retribución específica de renovables, cogeneración y residuos, así como a una disminución en la retribución adicional que perciben los generadores térmicos en los sistemas no peninsulares.
En el trabajo se realiza también un análisis prospectivo sobre los distintos costes e ingresos del sistema. Su objetivo es poder valorar en qué medida pueden considerarse relativamente estables en el tiempo, pues si se utilizara el superávit y, posteriormente, se produjese un desequilibrio recurrente se volvería a estar en una situación no deseada de desequilibrio financiero. A ese respecto, en primer lugar, se recuerda que tanto los costes de las redes como el probable mayor coste futuro asociado a un previsible mecanismo de capacidad se recuperan por ingresos específicos (peajes y precios unitarios), que deben ser suficientes para cubrir esos costes. En segundo lugar, se señala que, tanto en el caso de la retribución específica a las instalaciones de generación renovable, cogeneración y residuos como en el caso de los extracostes de los sistemas no peninsulares, hay elementos que actúan a favor y en contra del crecimiento de los costes, si bien es esperable un aumento de estos en relación con los bajos niveles registrados en el ejercicio 2022. Por último, se recuerda que el coste de la deuda del sistema eléctrico se reducirá fuertemente en el ejercicio 2027, con un pequeño remanente final que deberá ser liquidado en 2028. La desaparición de ese coste, actualmente en el entorno de 2.400 millones de euros anuales, será un elemento muy importante en la reducción de los costes del sistema.
En consecuencia, el autor concluye que, con la prudencia necesaria, los costes del sistema están bastante controlados y que hay margen para que el superávit pueda ser utilizado para aliviar la factura de los consumidores, siempre asumiendo que los ingresos procedentes de las subastas de derechos de emisión no se reducen en relación con los niveles actuales. Con tal fin, sugiere que hay dos opciones. Una primera opción es la de seguir reduciendo los cargos que abonan los consumidores en su factura. Una segunda opción es la eliminación definitiva del Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica (IVPEE). Este impuesto, que recae sobre el coste de la energía y por tanto es pagado por los consumidores eléctricos, se encuentra suspendido desde mediados de 2021, si bien el sistema eléctrico ha percibido ingresos públicos para compensar esa suspensión. Este impuesto, que distorsiona nuestros intercambios internacionales, surgió a comienzos de la pasada década para ayudar a corregir una grave situación de desequilibrio del sistema, que afortunadamente ya no está presente.
En consecuencia, el autor propone la eliminación definitiva del IVPEE, aliviando así la factura de los consumidores eléctricos. El desequilibrio temporal de ingresos y costes del sistema al que esta eliminación conduciría, aliviado por un pequeño aumento de los ingresos procedentes de la subasta de derechos de emisión de CO2, se cubriría con el excedente acumulado de ejercicios anteriores, a la espera de que la desaparición ya prevista de los costes de la deuda en tres años vuelva a reconducir al sistema a una situación de equilibrio.
Más información
Rodríguez, D. (2023). “¿Por qué ha habido un enorme superávit en el sistema eléctrico? (y qué hacer con él)”. FEDEA, Colección Apuntes no. 2023–23. Madrid.