El presupuesto del Sistema de la Seguridad Social incluye algunas de las principales partidas de gasto e ingreso público y supone más del 40% del total consolidado de la Administración Central. Entre estas partidas destaca la de pensiones, que absorbe algo más del 85% del gasto, y está en el punto de mira público debido al fuerte aumento que comportará la actualización de estas prestaciones con la tasa media anual de crecimiento del Índice de Precios al Consumo, en un contexto de muy elevada inflación (en torno al 8,5%) provocada por un fuerte shock externo que afecta a toda la sociedad.
Fedea publica hoy una nota de M. A. García en la que se analizan las principales novedades del proyecto de presupuesto del Sistema de Seguridad Social 2023. Además de la fuerte subida de las pensiones, entre ellas destacan una mejora de las dotaciones del Ingreso Mínimo Vital y la Atención a la Dependencia. En el capítulo de ingresos, merece mención el nuevo aumento de las cotizaciones sociales como resultado de la subida de la base máxima con la inflación y el incremento durante 10 años del tipo de cotización en seis décimas para constituir el fondo de reserva previsto en el llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (y que por tanto no deberían contabilizarse como ingresos corrientes).Apoyándose en los datos y previsiones más recientes, en la nota se construye también una estimación de la ejecución del presupuesto de la Seguridad Social en el ejercicio en curso, que reduce ligeramente la previsión inicial de déficit, y una proyección alternativa de los ingresos y gastos de 2023, que la eleva en dos décimas.

Un aspecto preocupante de las cuentas de la Seguridad Social es el creciente recurso a las transferencias del Estado para financiar unos supuestos “gastos impropios” de la Seguridad Social que, al menos en parte, no son tales y por tanto no deberían correr a cargo del Estado. Estas transferencias ascienden ya al 1,4% del PIB y tienen el efecto de trasladar una porción del déficit real de la Seguridad Social contributiva a las cuentas del Estado, ofreciendo así una imagen no ajustada a la realidad de la salud financiera del sistema contributivo de pensiones. Substrayendo esta partida de los ingresos del sistema, así como los ingresos del MEI que van al fondo de reserva, su déficit real sería del 2,4% del PIB (véase el Gráfico 1) lo que supondría el 72 por ciento del déficit de los PGE 2023 y el 60 por ciento del saldo negativo de todas las administraciones públicas. Con estas correcciones, la senda del déficit de la Seguridad Social contributiva mantiene la tendencia negativa iniciada en 2008.
Documento completo
García Díaz, M. A. (2022). “Nota sobre el Presupuesto del Sistema de la Seguridad Social 2023.” FEDEA, Colección Apuntes no. 2022-26, Madrid.
Foto: John Bastoen