Pensiones

El futuro del sistema de pensiones: demografía, mercado de trabajo y reformas

Las tendencias demográficas auguran una pirámide poblacional invertida en España para los próximos 30 años. La alta esperanza de vida, el descenso del número de nacimientos y una mayor tasa de dependencia anticipan un cambio radical de la estructura demográfica. Pese a ello, la idoneidad y la naturaleza del sistema de pensiones establecido en los 60 y los 70 no han sido nunca realmente cuestionadas. Se han sucedido numerosas reformas, que, pretendiendo reducir la generosidad, en realidad no han resuelto el problema, ni tampoco abordado el encaje entre el mercado de trabajo y el sistema de pensiones, en un contexto donde el balance entre jóvenes y mayores cada vez se decanta más a favor de estos últimos.

En este contexto, Fedea publica hoy un trabajo de Sergi Jiménez (Universitat Pompeu Fabra, BSE & FEDEA) y Analía Viola (FEDEA) en el que se analizan las tendencias demográficas y del mercado de trabajo en perspectiva comparada y se examinan las reformas del sistema de pensiones que se han implementado en los últimos años. A la luz de este análisis, se plantea una adaptación de la reciente reforma que reduzca la generosidad del sistema sin afectar a su factibilidad política.

Las tendencias demográficas en Europa y España

En el mundo en su conjunto, la participación de las personas de 65 o más años en la población total aumentará de un 10% en 2022 a un 17% en 2050. En Europa, el escenario es sustancialmente peor: la población de 65 o más años representará un 29% de la población en 2050 (siendo ya un 20% en 2022). En cuanto a las tasas de dependencia, las estimaciones para el año 2050 auguran un incremento del 65% para Europa y un 71% para el mundo con respecto al año 2022.

En España, el porcentaje de la población de 65 años o más, pasará del 20% al 37% en 2050, cifra bastante superior al promedio europeo (Gráfico 1). En cuanto a las diferencias por sexo, las mujeres de 65 o más años representarán en 2050 algo más del 39% de la población total de su sexo en España y los varones un 34%. Asimismo, la tasa de dependencia prácticamente se doblará en 2050 (70%).

Gráfico 1: Pirámide de población en España. 2022 y 2050. Porcentaje de la población de cada grupo de edad sobre el total por sexo

La actividad y el empleo en la población mayor de 50 años

Sin la pretensión de un análisis exhaustivo del mercado de trabajo destacamos los siguientes hechos lo largo de las últimas décadas: a) el balance entre trabajadores jóvenes y mayores ha cambiado dramáticamente en los últimos 15 años. En este sentido, el empleo joven no para de caer y el empleo en edades avanzadas no ha cesado de crecer en términos relativos; b) aun así, la fracción de trabajadores mayores de 55 años que trabaja, siendo creciente, está muy lejos del promedio de los países más avanzados; c) la fuerza laboral en edades avanzadas se está decantando hacia la población con estudios superiores, más predispuesta a seguir trabajando; y d) para todas las edades en el rango 50-70 la ganancia de capacidad de trabajo latente es espectacular, debido a la mejora del estado de salud, lo que indica que restringir el trabajo en edades avanzadas puede no ser la estrategia adecuada.

Las cuentas de la Seguridad Social

Hasta el año 2009, el resultado contable de la Seguridad Social arrojaba valores positivos. Con el advenimiento de la crisis económica, comenzaron a aparecer déficits a partir del año 2010. Inicialmente se trataba de cantidades modestas (970 millones de euros en 2010), pero el incremento fue muy rápido hasta el año 2016, cuando alcanzó los 26.500 millones de euros. A partir de ahí, si bien el resultado sigue siendo negativo, el déficit ha descendido significativamente (en un 28% en 2021, hasta los 19.000 millones de euros) debido fundamentalmente a varios ajustes contables que han servido para trasvasar gastos desde la Seguridad Social a la Administración del Estado.)

Las reformas de pensiones en España, 1985-2023

En su etapa moderna, el sistema español de pensiones de vejez se configuró como un sistema de reparto de prestación definida establecido en los 60/70 y remendado/reformado numerosas veces desde entonces (en particular, en 1985, 1997, 2002, 2007, 2011-13 y 2021-23) aunque sin cambiar el espíritu del sistema.

Las reformas adoptadas hasta 2007 intentaban, fundamentalmente, corregir errores de diseño para evitar abusos y recortar, ligeramente, la gran generosidad inicial del sistema. En un contexto de crisis financiera profunda, la reforma de 2011-2013 intentó contener el gasto e iniciar el camino hacia un cambio de paradigma del sistema, desde la prestación definida hacia la contribución definida, mucho más sostenible. Alternativamente, la contrarreforma de 2021-2023 sigue una estrategia radicalmente distinta ya que, aparte de laminar las principales medidas de la reforma anterior, opta por la expansión del gasto y también el ingreso, aunque según todas las fuentes no gubernamentales, sin conseguir equilibrar ambas partidas.

Las perspectivas de futuro del sistema de pensiones

Dado que la reforma de 2021-23 se apoya en una expansión del gasto no acompañada de un aumento equivalente del ingreso, una opción sería plantear ajustes en términos reales a la actual configuración de la reforma. Para que el ajuste sea viable, es necesario que las pensiones ya existentes no pierdan poder adquisitivo y que las nuevas pensiones continúen aumentando en términos reales, aunque menos que los salarios. Una medida que reduciría la generosidad del sistema de pensiones sin incumplir esta condición consistiría en limitar el traslado del crecimiento real de los salarios a las futuras pensiones. Esto se podría conseguir, por ejemplo, introduciendo un factor corrector basado en el crecimiento de los salarios reales y la actualización de las bases de cotización en el cálculo de la base reguladora de las nuevas pensiones. Dicha corrección contribuiría a reducir progresivamente la generosidad futura de nuestro sistema de pensiones y a solventar parcialmente la insuficiencia financiera sobrevenida con la actual reforma.   

En lo que respecta a la relación entre mercado de trabajo y pensiones hay mucho margen de mejora ante el aumento de la longevidad y el de nivel de educación de los trabajadores españoles. En este sentido, proponemos la extensión de la jubilación activa a todas las edades (con restricciones antes de la edad normal y sin restricciones después de la misma) y la mejora en el tratamiento de la jubilación demorada, haciéndola actuarialmente más justa, ya que el beneficio para la sociedad no proviene exclusivamente de la mejora de las cuentas de la Seguridad Social, sino también del mayor empleo de los mayores que, dado que éstos no compiten con trabajadores más jóvenes, redunda en un aumento del empleo total y, por ende, del PIB de la economía española. Nótese que este efecto de aumento del empleo y el PIB se minimiza con demasiada facilidad en la evaluación de las reformas del sistema de pensiones que afectan a las decisiones de trabajo y ocio de los trabajadores en edad avanzada.  

Más información

Jiménez, S. y A. Viola (2023). “El futuro del sistema de pensiones: demografía, mercado de trabajo y reformas.” FEDEA, Estudios de Economía Española no. 2023-15, Madrid.

Foto: Koen Jacobs