El área de sanidad, seguridad social-pensiones y dependencia tiene como objetivos analizar la evolución reciente y las perspectivas de tres de los pilares del Estado del Bienestar. La crisis en la que estamos inmersos hecho temblar los cimientos del estado de bienestar y ha obligado a reflexionar desde una perspectiva de sostenibilidad sobre la eficiencia y el tamaño de las principales partidas del gasto público.
La situación corriente de la Seguridad Social es realmente delicada. A día de hoy tenemos menos de dos contribuyentes por cada pensionista, claramente por debajo del límite de lo sostenible, y este ratio presentará además una clara tendencia a la baja durante las próximas décadas por motivos puramente demográficos.
La situación financiera del sistema ha cambiado radicalmente en pocos años como resultado de la situación cíclica. A mediados de la década pasada, en pleno boom económico e inmigratorio, las cuentas del sistema de pensiones presentaban un importante superávit de entre 5.000 y 10.000 millones de euros anuales. En pocos años, hemos pasado a tener un abultado déficit de 10.000 millones en 2012 y 15.000 millones en 2013, en el entorno del 1 y 1,5 por ciento del PIB, respectivamente. No podría ser de otra manera, ya que en el camino (2008-2013) se han perdido tres millones de puestos de trabajo. Aunque en 2014 han aumentado ligeramente los cotizantes, las cuentas de la Seguridad Social siguen en rojo y ha sido necesario seguir recurriendo al fondo de reserva, cuyo saldo se ha reducido en más de 30.000 millones en los últimos años.
Más preocupante incluso que el corto plazo es el hecho de que la sostenibilidad futura del sistema dista mucho de estar garantizada, ya que la evolución demográfica subyacente es muy negativa. El problema se puede resumir en una sola frase: nuestra generación es el doble que la de nuestros padres pero también que la de nuestros hijos. Sostener las pensiones de nuestros mayores ha sido relativamente fácil mientras la población crecía a buen ritmo, pero lo será mucho menos en el futuro porque la fracción de la población que ha de financiar el peso del Estado del Bienestar con sus impuestos y cotizaciones será cada vez más pequeña durante las próximas décadas. Las cifras se explican por sí solas. En la actualidad hay 16,5 millones de cotizantes que financian, a duras penas, las pensiones de 9,5 millones de mayores de 65 años. Siendo muy optimistas y asumiendo que en España trabajará tanta gente como en Suecia (esto es, que vamos hacia una tasa de ocupación del 70%), en 2049 habrá 17,7 millones de ocupados que tendrán que financiar la pensión de 15,3 millones de mayores de 65. En tales circunstancias, resulta inevitable la adopción de reformas que modulen la generosidad del sistema, adaptando sus prestaciones a los recursos disponibles.
La sanidad pública no se puede tomar a la ligera. Además de proporcionar un servicios público fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos, el sector sanitario es uno de los principales sectores productivos de la economía española. Tan sólo su componente público representa un 7 por ciento del PIB, emplea a más de 1 millón de personas y gestiona un presupuesto de casi 60.000 millones de euros, una cantidad similar al total del gasto público en países como Irlanda o Portugal. En España, su peso sobre el presupuesto de las autonomías cuadruplica el correspondiente a las infraestructuras. Afortunadamente, ni los indicadores de salud de largo plazo (como la esperanza de vida) ni la autovaloración del estado de salud parecen notar aún los efectos de la crisis y los recortes introducidos a partir de 2011. Por otra parte, los indicadores de salud anticipados (salud infantil, depresión y salud mental) y algunos riesgos de salud, como la obesidad (que empeora 1.1 pp) o la tasa de pobreza (que sube 3.5 pp) muestran una evolución muy negativa en los años recientes.
Cuando se gestó el Sistema de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia (SAAD) durante el primer mandato de Zapatero fue rápidamente etiquetado como el cuarto pilar del estado del bienestar: educación, sanidad, pensiones y, finalmente, dependencia. Sin lugar a dudas, el desarrollo y consolidación de los tres primeros pilares en la etapa pre-democrática y democrática, aunque con ciertos altibajos, se puede considerar un éxito indudable. Desafortunadamente, la coincidencia de la expansión del SAAD con la crisis económica ha frenado el despliegue del sistema, ha exacerbado sus defectos y ha minimizado su potencial como sector generador de empleo. Los recortes de años recientes han ido acompañados de un empeoramiento de las condiciones de elegibilidad (hasta dos años de espera para recibir la prestación) que comprometen la misma esencia del sistema.
Objetivos
Los objetivos principales del área serán el seguimiento de la evolución de la sanidad, la dependencia, y la seguridad social mediante observatorios anuales, así como el análisis riguroso del diseño y del impacto de las políticas públicas relevantes.
Observatorios
En cada uno de los respectivos boletines, nuestra principal pretensión es sintetizar la evolución reciente del programa, destacando las fortalezas y debilidades que presenta.
A modo de ejemplo, en el primer observatorio FEDEA de sanidad (www.sanidad.net), presentado en diciembre de 2014, se analiza el impacto de la crisis sobre nuestro sistema sanitario. En el observatorio de Seguridad Social y pensiones analizaremos, entre otros aspectos de interés, la evolución y perspectivas de los elementos clave que inciden sobre la situación financiera del sistema público de pensiones. Finalmente en el observatorio de dependencia abordaremos la evolución del SAAD, incidiendo en la tipología y estructura de servicios, y los retos futuros del sistema de atención a la dependencia, prestando especial atención a sus fuentes de financiación.
Principales líneas de investigación
- Envejecimiento y estado del bienestar
- Sostenibilidad del sistema de bienestar, en especial del sistema de pensiones
- Compatibilización de prestaciones sociales (invalidez y jubilación) y trabajo
- Mercado de trabajo y sistema de pensiones
- Determinantes del gasto sanitario
- Riesgos sistema sanitario, colaboración público-privada
- Dependencia y cuidados informales: riesgos para el cuidador.
- Financiación de la dependencia, transferencias intergeneracionales
- Empleo sector sociosanitario
- Otros potenciales temas de interés