Empresa y Organización Industrial

Boletín nº 11 de seguimiento de los aspectos económicos de la crisis del Covid

Fedea ve signos claros de reactivación económica pero también riesgos importantes a medio plazo y pide una revisión de algunos aspectos de la política económica y de los planes de reforma, especialmente en materia laboral y de pensiones.

Fedea publica hoy un nuevo boletín de seguimiento de la crisis del Covid. En él se incluyen las secciones ya habituales y una tribuna invitada firmada por Raquel Sebastián (UCM) dedicada a la relación entre cambio tecnológico y Covid-19.

Durante el segundo trimestre de 2021, la economía española ha vuelto a la senda de la recuperación, cerrando el paréntesis de los meses anteriores. Tras haber permanecido prácticamente estancado desde octubre pasado, nuestro indicador agregado de empleo asalariado efectivo aumentó en cinco puntos entre febrero y junio de 2021, cerrando el período con un valor de 96,8 que se acerca ya a los 100 puntos que marcarían el retorno a los niveles de 2019. Otros indicadores muestran un comportamiento igualmente positivo. Durante el mismo período, el paro se redujo en 400.000 personas, la afiliación aumentó en 440.000 efectivos y el número de trabajadores en ERTE se redujo casi a la mitad, cerrando junio en 450.000 personas, el nivel más bajo desde el inicio de la crisis. Todo ello ha hecho que la tasa de desempleo efectivo se haya reducido en estos cuatro meses en 4,2 puntos, hasta el 18,6%. También tienden a normalizarse los indicadores de uso del tiempo y comienzan a verse signos claros de recuperación en los ingresos públicos tras los fuertes descensos de 2020. 

Por otra parte, el gasto de las distintas administraciones continúa creciendo a tasas superiores al 5%, lo que dificultará la necesaria reducción del déficit y contribuirá a que siga aumentando el stock de deuda pública, que se sitúa en un preocupante 125% del PIB al cierre del primer trimestre de 2021. No hay que olvidar tampoco que algunos sectores y territorios continúan rezagados. Por sectores, destacan la hostelería (servicios de comidas y alojamiento) y las actividades deportivas y de entretenimiento, que registran todavía caídas de la ocupación efectiva con respecto a los niveles previos a la pandemia de entre el 20% y el 45% pese a la rápida mejoría de los últimos meses. Por territorios, los peor parados están siendo Baleares y Canarias, que están todavía en torno a 15 puntos por debajo del nivel de empleo de 2019. Un factor preocupante en este ámbito es el fuerte repunte de contagios debido a la extensión de la variante delta del virus del Covid y a la relajación de las medidas preventivas que estamos experimentando en julio. Aunque los contagios están concentrados entre la población joven y no suelen por tanto revestir una excesiva gravedad, su rápido aumento podría comprometer seriamente el regreso del turismo extranjero con efectos muy negativos para un sector ya muy tocado.

Con todo, las perspectivas a corto plazo son positivas. El rápido progreso de la vacunación en los países avanzados debería permitir la gradual normalización del grueso de las actividades económicas, incluyendo el turismo internacional. Por otra parte, la demanda embalsada durante el año anterior y la orientación fuertemente expansiva de la política monetaria y fiscal hacen prever una rápida recuperación de la actividad durante los próximos trimestres, empujada por un fuerte tirón de la demanda. A medio y largo plazo, sin embargo, hay riesgos importantes a la baja. Más pronto que tarde, el Banco Central Europeo comenzará a reducir sus compras de deuda y los Gobiernos nacionales tendrán que tomar medidas de consolidación fiscal para rebajar sus elevados déficits presupuestarios y stocks de deuda, con lo que las condiciones financieras y de demanda se irán haciendo más adversas, especialmente si se consolida el incipiente repunte de la inflación que estamos comenzando a ver.

En preparación para ese momento, es crucial que acertemos con la política económica más adecuada para la salida de la crisis. Un ingrediente importante ha de ser una reorientación de las políticas existentes, desplazando el foco desde la protección frente a la crisis hacia el fomento de la necesaria reasignación de recursos entre sectores y empresas, y el adecuado diseño e implementación de las inversiones y reformas ligadas al Plan de Recuperación, que nos ofrece una oportunidad única para sentar las bases de un crecimiento más robusto y sostenible. 

En el primer ámbito convendría ir pensando en la gradual eliminación de los ERTE y la supresión de las restricciones al despido impuestas durante la crisis, así como en la retirada de las medidas extraordinarias de protección a colectivos vulnerables en materia de suministros básicos y vivienda según se vaya desplegando el Ingreso Mínimo Vital. En cuanto al Plan de Recuperación, aunque las grandes prioridades son las correctas, existe sin duda un margen para la mejora en materia de inversiones y especialmente de reformas. Entre otras cuestiones, en materia ambiental se echa de menos una estrategia clara para minimizar el coste de unos objetivos de descarbonización que pueden alcanzarse de formas muy variadas y una mayor atención a cuestiones hídricas. En cuanto a la digitalización, un reto complicado y crucial, especialmente para las empresas más pequeñas y los autónomos, será la coordinación de las acciones de formación con la inversión en equipos y programas, sin la cual será muy difícil aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías para mejorar la productividad de amplios sectores de nuestra economía. Más allá de estos dos grandes ejes, sería importante aprovechar el margen presupuestario que el Plan ofrece, por vía directa o indirecta, para reforzar las ayudas a los sectores más afectados por la crisis con el fin de minimizar la pérdida de empresas viables.

Como ya se ha dicho en boletines anteriores, la parte más floja del Plan es la dedicada a las grandes reformas pendientes, incluyendo pensiones y normativa laboral. Aquí el Gobierno ha sido muy poco preciso, seguramente porque en su seno hay opiniones muy distintas sobre lo que habría que hacer. Por lo visto hasta el momento, no cabe esperar grandes avances en el control de un gasto en pensiones que amenaza con dejarnos sin margen de actuación para afrontar otras prioridades, o en la necesaria flexibilización de nuestro mercado de trabajo, lo que podría traernos problemas en los próximos años, y no sólo con las instituciones europeas. Sin embargo, estamos a tiempo de cambiar de rumbo. Quizás la mejor forma de hacerlo sería a través del diálogo con otras fuerzas políticas para buscar acuerdos amplios con la vista puesta en el largo plazo.

Documento completo

Felgueroso, F. y A. de la Fuente (2021). “Aspectos económicos de la crisis del Covid-19. Boletín de seguimiento no. 11.” FEDEA, Estudios sobre Economía Española no. 2021-XX, Madrid. 

Descargar datos