De acuerdo con los datos publicados por la IGAE, el déficit presupuestario del conjunto de las comunidades autónomas ha repuntado con fuerza en 2022, situándose en el 1,14% del PIB frente al 0,05% del año anterior, que marcó el mejor registro desde el inicio de la serie de Contabilidad Nacional de la IGAE en 1995.
El informe anual sobre la evolución de las cuentas autonómicas que Fedea publica hoy sugiere que ambas cifras son engañosas. Los excelentes datos de déficit autonómico de 2021 (y 2020) se deben fundamentalmente a un aumento de las transferencias extraordinarias del Estado por encima de lo que habría sido necesario para cubrir los gastos generados directamente por la pandemia. La desaparición de estas transferencias, así como la devolución de parte de las hinchadas entregas a cuenta de 2020, ayuda a explicar el repunte del déficit en 2022, pero esta es sólo parte de la historia. La otra parte tiene que ver con las entregas a cuenta del ejercicio, que esta vez se han quedado muy cortas porque se calcularon con previsiones de inflación muy inferiores a la luego registrada como resultado del inicio de la Guerra de Ucrania.
Tras repasar la evolución de los ingresos, gastos y déficits autonómicos desde 2003, en el informe se construyen (desde 2014 en adelante) sendas de ingresos y gastos autonómicos depuradas de atípicos, entre los que se incluyen los flujos financieros extraordinarios relacionados con la crisis del Covid y los posibles errores de previsión en el cálculo de las entregas a cuenta. El Gráfico 1 compara estos flujos depurados con los ingresos y gastos brutos y el Gráfico 2 compara la senda observada de déficit con la del “déficit subyacente” que se obtiene tras eliminar los atípicos. Como se observa en los gráficos, las dos sendas divergen claramente en 2020 y se cruzan después. Mientras que el déficit observado se reduce entre 2019 y 2021 hasta casi desaparecer y repunta con fuerza en 2022, el desequilibrio entre ingresos y gastos depurados repunta en 2020 y luego se modera gradualmente. En 2022, el déficit depurado es de sólo medio punto, algo menos de la mitad del observado y sustancialmente más bajo que el del año anterior.
Gráfico 1: Gasto e ingreso, observado vs depurado o subyacente en porcentaje del PIB
Más que el saldo presupuestario de las CCAA, quizás lo más preocupante es el comportamiento en 2021 y 2022 de sus gastos e ingresos depurados, que por el momento no muestran señales de querer volver a sus niveles prepandemia a pesar de la recuperación del PIB (véase el Gráfico 1). Así, el gasto subyacente (excluidos los gastos extraordinarios atribuibles directamente a la pandemia) aumentó en 1,5 puntos de PIB entre 2019 y 2020 (fundamentalmente por la caída del PIB), pero sólo se ha reducido en 0,25 puntos desde entonces. Por su parte, los ingresos subyacentes han aumentado gradualmente durante todo el período, con una ganancia neta de casi 1,5 puntos de PIB entre 2019 y 2022 que refleja una creciente presión fiscal. Aunque no se puede excluir una corrección gradual, por el momento los datos apuntan a un efecto escalón sobre el gasto que podría ser persistente, y que podría deberse en parte a factores distintos de la pandemia.
Gráfico 2: Evolución del déficit del conjunto de las CCAA: observado vs. Subyacente porcentaje del PIB nacional
Más información
de la Fuente, A. (2023). “Las finanzas autonómicas en 2022 y entre 2003 y 2022.” FEDEA, Estudios sobre la Economía Española, no. 2023-20, Madrid.