Fedea presenta hoy el informe titulado: “El saldo estructural de las CC.AA. 2018-2020”, elaborado por Manuel Díaz y Carmen Marín, que recoge la descomposición de los saldos presupuestarios de las CC.AA. en sus componentes cíclico y estructural para el periodo 2018-2020. La importancia de esta división radica en que es el componente de déficit estructural el que debe utilizarse para valorar la gestión presupuestaria de un gobierno, ya que se considera que éste se encuentra bajo su control. El déficit estructural no es observable y debe ser estimado; nuestro ordenamiento jurídico establece que su estimación debe hacerse con la misma metodología utilizada por la Comisión Europea (CE).
Las Comunidades Autónomas (CC.AA.) han cerrado 2020 con un saldo presupuestario del -0,2% del PIB, lo que supone una mejora de cuatro décimas con respecto a 2019. Este dato es el mejor cierre en los últimos 15 años. No obstante, este saldo en Contabilidad Nacional está distorsionado por las mayores transferencias recibidas por parte de la Administración Central a través del Fondo Covid-19 (15.950 millones) y de los mayores recursos recibidos del Sistema de Financiación Autonómico (SFA) (7.724 millones). Además, el gasto de las regiones asociado a la lucha contra la pandemia ascendió a 13.149 millones, de los cuales, creemos que la mayor parte se consolidarán en el tiempo. Como se explica en el documento, el cálculo del saldo estructural tiene en cuenta todas estas distorsiones.
Los resultados de la descomposición realizada muestran que el saldo estructural de las CC.AA. de 2020 ha sido realmente de -1% del PIB, lo que supone un empeoramiento de cinco décimas con respecto al valor de 2019. Esto demuestra que las regiones en su conjunto no están saneadas en términos estructurales. Sin embargo, esta situación es muy heterogénea entre las diferentes regiones. Por un lado, la situación estaría saneada (superávit estructural) en Asturias, Canarias, País Vasco y Navarra. Y en el lado más preocupante, estarían la C. Valenciana y Murcia, con un déficit estructural del -2% y el -1,8% del PIB, respectivamente.Aunque a corto plazo resulta vital atender a las urgencias económicas, sociales y sanitarias provocadas por la pandemia, creemos que es un buen momento para diseñar y poner en marcha una estrategia fiscal a medio plazo que garantice la sostenibilidad de las cuentas públicas a partir de 2022. Ejercicio a partir del cual se va a complicar notablemente la situación presupuestaria por el efecto de la liquidación del sistema de financiación autonómico de 2020.
Documento completo
Díaz, M. y C. Marín (2021). El saldo estructural de las CC.AA. 2018-2020. FEDEA, Estudios sobre la Economía Española no. 2021-17. Madrid.